CASA DE RETIRO SAN JOSÉ DE CALASANZ MALLOCO
HISTORIA
En 1948 se vio la conveniencia de tener una casa noviciado, pues se percibía cierta inclinación hacia la vida religiosa en algunos alumnos del Colegio Hispano Americano. Se compró un terreno en Pichilemu. Pero luego se vio que aquel lugar quedaba muy distante de Santiago (227 km.), y decidieron comprar otro más cercano, en Malloco, a sólo 35 km. En 1953 se compró la finca en cuestión, por 1.400.000 pesos. En la finca había una casa, pero que resultaba pequeña para la finalidad que se le quería dar. En 1954 se hicieron arreglos, y se bendijo la capilla. En 1955 se construyó un pabellón para albergar 20-25 postulantes y novicios. En marzo de 1956 siete muchachos comenzaron allí su formación. Uno de ellos, Carlos Matthey, comienza el noviciado. La inauguración solemne de la casa se hizo el 12 de septiembre de 1956. El P. Félix Barbarín era Presidente de la comunidad y Maestro; con él se encontraban el P. Silvano González y el H. Pedro Larrión.
La casa de formación nunca se llenó del todo; el año de máxima ocupación fue 1960, con 16 aspirantes y un novicio. Se ve que al menos se hacía un considerable esfuerzo por conseguir vocaciones, aunque los resultados no fueron muy brillantes. En el periodo que estudiamos sólo llegó a haber un total de 8 novicios, de los cuales solamente tres hicieron los votos solemnes (Carlos Matthey, José A. López Capó y Carlos Maira). Los aspirantes al principio recibían las clases en la casa de Malloco, y estaban inscritos oficialmente en el Hispano para que sus estudios tuvieran validez. Pero al final, viendo que esto suponía un esfuerzo extraordinario por parte de quienes les daban clase, se decidió que fueran cada día a clase al Hispano.
En 1960 la casa fue declarada independiente de la comunidad del Hispano, y se nombró un rector propio, el P. Felipe Echauri. Aquel año la comunidad estaba formada 5 sacerdotes, 1 hermano y 1 novicio. Los religiosos y los jóvenes colaboraban en la pastoral de las parroquias de la zona, y acogían a los vecinos que asistían a la misa celebrada en la capilla. Los habitantes de la casa tenían a su cargo también una huerta de la que obtenían buena parte de sus alimentos, y una granja donde criaban diversos animales domésticos, para ayudarse económicamente.
Con el paso de los años escolapios, viendo los cambios que venían y en 1995 decidieron convertir la casa en una verdadera casa de ejercicios y convivencias, con todos los elementos necesarios para poder acoger grupos ajenos. Presentaron el proyecto a Pamplona y a Roma, y fue aprobado.
EN ESTOS DÍAS
En la actualidad la casa se ofrece como “un lugar para compartir, para reflexionar, para el encuentro, para orar”. A ella concurren diferentes grupos que pertenecen a los colegios y parroquias de las Escuelas Pías y otras instituciones religiosas y laicas.
En ella se realizan jornadas de reflexión, ejercicios espirituales, encuentros de scouts y deportivos, celebraciones familiares y especiales.
La casa cuenta entre sus instalaciones, con 50 piezas individuales con baño compartido, sala de reuniones con multimedia para 50 personas, seis salas de reuniones para grupos reducidos, capilla y sacristía, comedor para 70 personas y un ambiente rodeado de áreas verdes que favorecen la reflexión y el esparcimiento.
Informaciones y Reservas
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